Matías Fernández, el querido Cra, un talentoso sufrido, Premio Mejor de América año 2006, tomó un micrófono y dijo que había llegado el fin. Tenía los ojos marcados por un llanto reciente y la voz le salía forzada. Dijo, escueto: 'No estoy en condiciones'. Los ligamentos del tobillo derecho no toleran más exigencias. Luego dijo, escueto: 'Me tengo que operar'. Y finalizó la conferencia más triste de Chile con un saludo al cuerpo técnico. Se paró y se encaminó directamente hacia un bajón.
Dicen que el tobillo colapsó hace dos meses, pero Vicenzo Montella, el entrenador de la Fiorentina, promovió que lo filtraran. Lo utilizó cada vez que le pareció necesario y la lesión ahora amerita pabellón. Fernández, estoico, dijo que siempre juega con el tobillo herido, su profesionalismo está sobre la queja, pero 'no pensó que era para tanto'. Y así, a sus 28 años, el jugador que debutó por Chile el año 2005, el genio trágico de la patria, perdió su mejor torneo.
La Estrella, de pronto, se topó con Waldo Ponce. El jugador salía de una cita con su kinesióloga, quien le está arreglando un tobillo. Waldo dijo que estaba feliz, por la mejoría de su cuerpo, y luego, de forma abrupta, señaló que estaba infeliz, por la lesión de Matías. 'Era casi seguro que no iba a poder jugar. No es tan sorprendente', apuntó.
- Así es el fútbol. Pero esto no es culpa del jugador. Es el club el que le impone jugar.
Waldo no cree que el jugador, si se siente lesionado, tenga autoridad para elegir la suplencia. El jugador no tiene voz, afirmó Waldo. La voz la tienen los que pagan, insistió. La voz la tiene el dinero, opinó, triste, La Estrella. Y entonces Waldo, inyectado de nacionalismo y apelando a su experiencia con los seleccionados, suspiró y lanzó un pronóstico excitante: 'Vidal va a estar. Tiene cabeza de acero'. ¿En qué se basa, Waldo? 'En que él logrará jugar. Siempre que se lo propone, lo logra. Ahora lo importante es que la gente no se desanime', y se fue caminando con sus felices tobillos.
Carlos Quiroga, el autor chileno de 52 libros de autoayuda, pide calma. Quiroga, que publicó hace poco 'Las zapatillas del triunfador', dijo que deprimirse conduce a la derrota. Dio un consejo: 'Hay que tener inteligencia positiva'. Ya lo había expuesto es su desconocido, pero no menos sobrecogedor texto '¡Tú!...eres importante': 'Se ha perdido al joven Fernández, pero vamos a ganar'. ¿Cómo, Carlos, cómo? 'Simple. Hay que visualizar el triunfo. Nada más'. J