Aseguran que Mauricio Pinilla "ya no se cree rockero"
Pablo Ilabaca, miembro de los Chancho en Piedra, defiende a Pinigol.
Pinilla ya no va a discotecas, ahora se divierta a la luz del día. El viernes, por citar un caso, cerca de la hora de almuerzo, acudió a un colegio en Cagliari y, a las carcajadas, firmó cuatrocientos autógrafos. Se abrazó a la gente y se mostró maduro. Después concedió una entrevista al sitio de su club y dijo -como lo hiciera David Pizarro un día antes- que sueña con la selección. Incluso tenía tan buen ánimo que atendió el teléfono:
-Hola.
-Ja,ja, ja. Bien.
Y luego cortó. Pero, estudiando minuciosamente su risa y las dos palabras, "hola" y "bien", el diagnóstico es claro: Pinilla está feliz, su voz suena firme. Y ahora, con madurez, sin la menor gota de reggaetón en el cuerpo, pide una camiseta nacional. Le ha mandado un mensaje al país y a Sampaoli: "Estoy feliz de tener posibilidades de ir a Brasil y eso es por lo que he hecho en el Cagliari", había dicho. En el Cagliari irradia empeño y acredita 7 goles en 25 partidos.
Eso pide César Vaccia y adjunta razones deportivas: "Es diferente". Arremete con cinco elogios: "Tiene estatura, cabecea, aguanta la pelota, es valiente y tiene personalidad". Vaccia enloquece con el pupilo, ese flaco que formó el 2002. "Por supuesto. Es estrategia. Pero, a días del Mundial, todos lo hacen. Y no tiene nada de malo".
-Mire, sólo le diré: los entrenadores no son inhumanos. Muchas veces escuchan a la gente o a los mismos jugadores- Y Vaccia, compulsivo, no puede detenerse: "¡Es un goleador!", grita. "¡No hay nadie como él!", añade. "¡No por nada lleva años en Europa!", insiste en la despedida. J