El desafío de la reconstrucción
Estamos cerca de cumplir un mes desde el terremoto que la noche del 1 de abril estremeció todo el extremo norte del país.
Fue una prueba dura para muchos ariqueños, que sufrieron daños en sus viviendas y pasaron días de angustia e incomodidad, ante la obligación de evacuar sus hogares ubicados en sectores de inundabilidad.
Pese a ello, en el balance, fue un sismo benevolente con nuestra ciudad, especialmente en lo que a daños a las personas se refiere.
Las carpas en el Estadio Carlos Dittborn ya desaparecieron y dieron paso a la población de emergencia Héroes del Morro, más cercana a lo que un grupo de viviendas se supone debe ser.
Así, la ciudad retoma su rutina y enfrenta el desafío de reconstruir.
Y es aquí donde vale la pena detenerse un momento para reflexionar.
Por lo pronto, es evidente que se deben tomar medidas para no repetir errores del pasado, como los que llevaron al drama de las casas quebradas de la Población Guañacagua III.
Pero no sólo eso, se debe pensar también en qué hacer con las viejas casas que fueron demolidas en el centro y las que en el futuro cercano sean derribadas. ¿Terminarán convertidas en nuevos estacionamientos?
De no ser así, ¿de qué manera deberían construirse ahí los nuevos inmuebles? ¿Recreando el estilo de sus predecesores o con uno contemporáneo?
También se debe considerar si se mantiene el entramado vial del casco histórico o más bien se aprovecha de retrasar la línea de edificación, con miras a un futuro ensanchamiento de las calles céntricas.
Son temas complejos y que atañen a quienes viven y trabajan en el sector, pero además a todos quienes de una u otra manera son usuarios o visitantes del centro de Arica. Por lo tanto, si bien hay involucradas decisiones técnicas, la participación ciudadana sería igualmente valiosa.
Es una discusión que no será fácil, pero sí necesaria, ya que el desarrollo urbano requiere una cierta planificación, especialmente en zonas tan emblemáticas.