En el transcurso de su historia, Arica y Parinacota ha sufrido una serie de desastres de diversa índole que han movilizado a autoridades y equipos de rescate. De ellos hemos aprendido y organismos como Onemi, Bomberos, las policías y otras instituciones cuentan con personal y medios para cualquier tipo de emergencias. El único inconveniente que tenía la región era que no contaba con aeródromos para usar en caso de tragedias mayores; sólo El Buitre, pero su pista de aterrizaje no tenía las dimensiones necesarias para albergar aviones de alto tonelaje.

Esta pista, que incluso antes era utilizada para el arribo de vuelos comerciales, no recibía una mantención hace cuatro décadas. Ahora, el proyecto que elabora el Ministerio de Obras Públicas a través de la Dirección de Aeropuertos, busca recuperar la carpeta asfáltica y dar mayor amplitud a la pista de 800 a 1.200 metros. Asimismo, contempla la iluminación de toda la pista, el mejoramiento de la calle de rodaje y la plataforma de estacionamiento de aeronaves, beneficiando no sólo al Ejército, sino a toda la comunidad.

Este avance se vuelve vital para la región, porque Arica podría contar con una alternativa en caso que el aeropuerto Chacalluta quede inhabilitado en caso de un fuerte sismo que nos deje aislados del resto del país.

Hace unos días se puso la primera piedra del futuro aeródromo de Zapahuira, una anhelada obra de los habitantes de Parinacota. La pista tendrá una extensión de 2.300 metros y una vez que finalicen su construcción, será de gran ayuda en caso que esta provincia quede aislada por fenómenos climáticos, sismos e incluso, podrían llegar medios de transporte a socorrer a personas heridas en los frecuentes accidentes de tránsito que ocurren en la carretera internacional 11-Ch.

Son dos proyectos que apuntan a mejorar la conectividad de toda la región y sus habitantes.