Durante muchos años se evitó en Arica la construcción habitacional al poniente de la línea marcada por la avenida Santiago Arata-Santa María, al norte de la avenida Eilat (ex Antártica).

La razón era de elemental prudencia. Una gran cantidad de expertos sostiene que nuestra zona puede ser azotada en cualquier instante por un gran movimiento sísmico, seguido de un tsunami.

Y si bien el actual estado de la ciencia no permite predecir los terremotos y, por lo tanto, en rigor no hay un anuncio, sino una hipótesis o una alta probabilidad al respecto, ésta está respaldada por la evidencia existente y la historia de la región.

Así las cosas, es razonable pensar que aunque ojalá esto nunca ocurra, es posible que en algún momento haya que evacuar rápidamente a toda la población localizada al poniente del trazado marcado por las mencionadas avenidas y, en ese sentido, el poblar masivamente la zona no facilita esa misión, sino que, más bien, tiende a hacerla más compleja.

Y precisamente eso es lo que viene ocurriendo desde hace algún tiempo y prosigue. Gran cantidad de edificios de departamentos, la mayoría de cinco pisos, se han construido y se siguen levantando en esa zona, que tiene como virtudes su cercanía al mar, que aporta un agradable clima y hermosas vistas, junto con la facilidad de urbanizar.

Esto no significa que sea completamente imposible construir en esa zona con fines habitacionales, aunque lo ideal sería reservarla para otro tipo de infraestructura y equipamiento.

Claro que por consideraciones urbanísticas y económicas es posible instalar allí casas o edificios, pero siempre con consideraciones y condiciones apropiadas de seguridad.

El problema es que quedan dudas sobre si ello está ocurriendo así, sobre todo al comprobar como las calles en algunos de los conjuntos recientes no se dirigen en forma directa hacia fuera de la zona de inundabilidad, sino obligan a sus habitantes a evacuar por rutas zizagueantes.

Vale la pena hacer una pausa para revisar y corregir este tema.