No puedo dejar de pensar el porqué mi ciudad no puede despegar finalmente. Algunos dicen que son nuestras autoridades; en el caso de los concejales, ellos a lo mejor pueden tener toda la intención de hacer bien las cosas, pero finalmente es nuestro alcalde, el que fue elegido por todos nosotros democráticamente, el que tiene la última palabra. No tengo nada en contra de Salvador Urrutia; es más, lo encuentro un tipo bastante bonachón, muy sincero y transparente, pero sus asesores no están haciendo bien la pega. Ese es el punto, y es ahí donde nuestro alcalde no debe de ser corazón de abuelita y hacer cambios drásticos en favor de nuestra querida Arica.
Todos los que de alguna forma viajamos a Tacna, sentimos en diciembre una envidia sana al ver cómo tenían decorada toda la ciudad, con un espíritu navideño hermoso que no tenía nada que envidiar a cualquier capital del mundo. Pero todo lo que ellos han logrado, lo han hecho unidos como ciudad, es decir, todos remando hacia el mismo lado.
Hace algún tiempo propuse la idea de crear un Parque Jurásico y poder traer desde una fábrica en China, todos los animales prehistóricos en su escala real, la fábrica diseñaba el tipo de parque más conveniente para ser instalado en nuestra ciudad, lo cual habría sido novedoso hasta para nuestros hermanos peruanos.
Ahora en mi reciente viaje a China, conocí una fábrica que diseña piletas para plazas, pero es una pileta que cualquier ciudad la desearía tener, es con la última tecnología en sistemas láser y con figuras que proyectan la imagen en el agua y bailan al ritmo de la música, o sea, sería posible colocar fragmentos del Carnaval la Fuerza del Sol y proyectarlo en esta pileta, o colocar fragmentos de todas los lugares atractivos de nuestra ciudad.
Pero ahora recuerdo que estoy en Arica, y que está prohibido soñar.
Miguel Montenegro P.