Clásico y popular
Camilo Salinas, hijo del emblemático guitarrista de Inti Illimani, le preguntaron una vez sobre cómo alguien proveniente de la disciplina clásica había derivado al mundo popular. Salinas responde algo que me pareció muy sabio: había que aprender a utilizar las armas del "enemigo".
El maestro Valentín Trujillo indicó una vez que notaba que a sus pares de Conservatorio les costaba desempeñarse en ritmos populares. El folklore o el jazz son resistidos hasta hace poco ahí. En contraparte, el maestro Luis Advis componía la Cantata de Santa María y colaboraba con el Canto Nuevo. En Argentina Piazzolla accionaba su licuadora para crear música para la humanidad con elementos clásicos, jazz y por supuesto tango. (Alguien podría desconocer la trascendencia de Piazzolla en el mundo?¡)
Muchas veces los músicos jóvenes encuentran que el aprendizaje teórico es casi innecesario, o que les quitará espontaneidad a su futuro desempeño profesional. Piensan que se puede inventar un lenguaje nuevo, un sonido nuevo, una inspiración nueva. Pregunto: Para aprender a hablar: no es necesario aprender primero las vocales? Las reglas de acentuación, de pronunciación? A los que gustan de la poesía, no tuvieron que leer antes a otros autores, comprender los ritmos, las métricas, las frases? Además, pudieron reconocer una identidad en esos autores, eso que caracteriza a un peruano, chileno, argentino o africano. La música, al igual que cualquier disciplina, está conformada por varios condimentos…y sencillamente todos sirven. A modo de estadística, han existido grandes artistas ajenos a cualquier estudio teórico…pero son abrumadora minoría. La mayoría han usado las herramientas del enemigo…y del camarada también. Están ahí y sirven para crear mundos al igual que las letras, los colores, los movimientos. Como buen chef, la mejor forma de usar los ingredientes es conociendo y dominando sus propiedades y aplicarlos en justa medida.