…cada vez aumentan los rumores provenientes de la clase política y afines con respecto a estudiar la vuelta del voto obligatorio, incluso algunos han llegado a reconocer que el haber aprobado el voto voluntario habría sido un error.
Lo anterior es la mejor muestra que cuando los cambios que produce la clase política no le benefician, lo más fácil es borrar con el codo lo que con su mano firmaron.
Todo lo anterior es a raíz de los altos índices de abstención, las cifras muestran que de cada dos chilenos, sólo uno se levanta a votar…, a su vez han brillado por su ausencia las voces de la misma clase política en el sentido de hacer una autocrítica profunda de verdad, y preguntarse… ¿Qué estamos o seguimos haciendo mal, para no entusiasmar al chileno a votar?...y todas las preguntas posibles que lleven a encontrar las respuestas del bajo interés ciudadano y no irse por el camino más fácil, volver para atrás.
Si de algo debemos estar seguros es que el voto voluntario le exige a la clase política más trabajo, sudar la camisa, bajarse del limbo.
Claramente la vuelta al voto obligatorio no es la solución para volver a tener las urnas llenas de votos, el lograr el voto bajo el temor a multas, es tomar el camino fácil.
Por el contrario el mantener la voluntariedad es una nueva oportunidad para la clase política de hacer bien su trabajo ante la ciudadanía, es de esperar que no la boten al tacho…, hoy día, el barómetro de la labor de los candidatos a todo cargo es la temida abstención y para derrotarla solo les queda trabajar y por ningún motivo volver a la Edad Media, el castigar por no votar...
Luis Enrique Soler Milla