Olores excitantes: El placer parte en la nariz
El olfato se considera, cada vez más, como el sentido clave a la hora de erotizarse.
El olor es la clave. No el olor a perfume, no, hablamos del olor a cuerpo. El perfume a vida. El aroma a sudor vital. De ahí, según constata con firmeza el neurólogo y sicólogo Alan Hirsch, se inicia una relación sexual fructífera, llena de corazón y garra. La calentura, aunque suene poco sensual, muchas veces parte en las fosas nasales.
Hirsch ha trabajado desde hace muchísimos años en la relación entre los olores y la excitación erótica. Hay olores, dice, que erectan a los varones. Hay olores, insiste, que enloquecen a una mujer. El olor, redondea, es el primer punto en la ruta al orgasmo.
Fomenta su teoría nasal en que los olores no sólo estimulan de forma concreta, sino que, al contrario, la misión más importante de un olor excitante es que traiga a la mente imágenes llamativas, que traslade la cabeza a zonas erógenas, instintivas. "El olfato tiene un componente emocional muy fuerte", señala el doctor Hirsch. Es, de hecho, el más veloz de los sentidos. En sólo medio segundo, el ser humano puede determinar un aroma entre los diez mil aromas que conoce. Es el sentido que se estimula con mayor frecuencia. Lo que define el placer sexual, han afirmado varios expertos, es, en primer término, la conexión olfativa. Si a uno le gusta el olor de la pareja, sea cual sea el olor que desprenda, tiene muchísimas posibilidades de alcanzar una relación sexual satisfactoria.
Tal vez por ese motivo, de forma humorística, se ha señalado que los árabes son estupendos amantes: el tamaño asombroso de sus narices los vuelve en la creencia popular como unos ardientes perpetuos. De manera que los expertos en terapias eróticas, recomiendan la aromaterapia como motor fundamental para que una pareja pueda reiniciar una vida sexual que estaba apagada. Ya lo sabe: cuide su nariz, que es una de las claves del erotismo. J