¿Por qué los borrachos son malos en la cama?
Vienen las fiestas patrias y, por la ingesta alcohólica, pueden ocurrir desilusiones.
Los chilenos, con alcohol, son valientes. Se lanzan encima de las mujeres. Son conquistadores con el codo empinado. Y ahora que se vienen las Fiestas Patrias, que el "18" dura casi toda una semana, Chile se plagará de seductores con hipo.
Lo que ocurre es que con el alcohol bajan las inhibiciones a la hora de tener sexo. El sistema nervioso sufre una liberación. No hay trabas morales. No hay obstáculos. Y entonces todo borracho se figura un campeón sexual. El problema, al respecto, es que el alcohol adormece el órgano. Y las conductas erráticas, el desequilibrio y el hálito poco atractivo más que conducir a un varón a la cama, lo traslada directamente hasta una cachetada.
"Odio a los borrachos", sostiene Camila, joven chilena que evita mezclarse con enfiestados. "Se creen galanes y no pueden estar ni parados", agrega. "¿Parados?", objeta La Estrella, "¿Podría especificar qué es lo que no se mantiene parado?". "Todo", informa secamente.
"Se les pone blando", admite Carolina, "es una lata porque ellos creen que está todo bien, y no se explican qué pasa. Y lo que pasa es que ahí abajo tienen un plátano muerto".
La ciencia ya lo ha plantado: el enemigo número uno de las erecciones es el alcohol. Produce una insensibilidad corpórea a nivel masivo. Liquida el aspecto salvaje de la vida sexual. Aniquila la firmeza de una erección. "¿Y las mujeres?", pregunta, combativo, Mauricio. "¿Acaso ellas son artistas en la cama cuando están con copete?", lanza otra vez.
El caso de las mujeres es distinto. Al no tener que endurecer un órgano, tienen mayor margen para tener un desempeño medianamente elegante en la cama. Aunque tampoco es el comportamiento de una artista. Sucumben velozmente al sueño. A los ronquidos. Y la pasión, como el alcohol, rápidamente se evapora. J